En el momento en que uno se plantea la necesidad de contratar un crédito hipotecario es una decisión que conlleva una serie de análisis, para saber cual es la mejor opción, además de elegir bien con que entidad hacerlo. En España, el 98% de los créditos hipotecarios son contratados a interés variable, tomando como referencia los distintos tipos de interés como el Euribor, IRPH o CECA.
Todo dependerá del contexto económico en el que estemos viviendo, ya que en contextos de tipos de interés bajos y baja inflación, ni siquiera suele plantearse el realizar hipotecas a interés fijo, ya que lo más conveniente será hacerlo a tipo variable.
Esto se da de esta forma, debido a que los créditos hipotecarios a interés fijo suelen ser más caros, suelen tener un plazo menor de amortización, y en general pagaremos por el un precio mayor al de mercado. En contraposición la estabilidad en los pagos es la principal ventaja del tipo fijo, ya que no nos veremos afectados por subidas de los tipos, aunque cuando los tipos vuelvan a bajar, tampoco nos beneficiaremos de esa bajada.
Otra cuestión a tener en cuenta, es que el diferencial de interés entre las hipotecas de tipo variable y las de tipo fijo nos da un margen para que a pesar de las subidas de tipos, sigamos pagando menos que en un crédito a interés fijo. En cualquier caso, si la economía es estable, se dará la máxima de que todo lo que sube, baja. Y en créditos a tan largo plazo como hay ahora, que llegan a los 40 años de amortización, las cuotas son más bajas y las subidas se notan menos.
En definitiva, todo dependerá de la situación económica, ya si nos encontramos en economías que se supongan y esperen estables a medio y largo plazo (duración de las hipotecas) siempre es más conveniente elegir créditos hipotecarios a interés variable.